Me encanta que te cuides de mí, que me mimes y que te ocupes de procurarme placer. Me vuelves loco cuando me intuyes y te anticipas a esos deseos que yo no conozco pero que tú conoces muy bien. Como si me hubieras parido. Porque debes de ser bruja. Me seduces con tus mimos, es cierto, pero te suplico por favor que no te pongas esas cadenitas con colgantes tan horrorosas porque me la enfrías. Y mucho.