La España cabreada y furiosa
La policía francesa ha reconocido que los asesinos de niños han robado 350 pistolas para abandonar la lucha armada y dedicarse al coleccionismo, mientras sus colegas de Batasuna han amenazado a Francia con realizar allí atentados terroristas si no hacen caso a su coacción, en el mejor estilo de un vulgar chuloputas que amenaza bravío mientras se apoya en la barra del bar y se atusa los cojones. Muchos años de democracia, de alianzas de demócratas, pero ahora vivimos tiempos de horteras chuloputas que nos amenazan, baladrones, como un tipo al que conocen por El Pocero que nos ha apercibido de que no hay quien le diga a él dónde tiene que construir, en el mejor estilo de la España flamenca y bravucona de toda la vida que se hacía
la raya en el pelo con pólvora. A mí me recuerda a aquel otro prójimo que decía que no había cojones para negarle a él una televisión. Tal para cual, paletos nuevos ricos, en el mejor parangón de la España castiza, chula y matasiete que construye y se forra por cojones porque no ha nacido el que tenga la osadía de pararle los pies.
Ni la obra.
El único que se ha atrevido a tocarle en el hombro ha sido el alcalde de Izquierda Unida; un mártir que como es natural lleva todas la de perder como no lo apoyemos contra la mafia del poder y del dinero. Hasta los trabajadores se han manifestado, vivan las caenas, a favor del patrón y éste, en el mejor estilo de la España de cojones y garrote, ha amenazado con echarlos a todos a la calle si no le permiten sus apaños, enjuagues y conchabanzas.
Nos amenaza con enviar a 3.000 trabajadores al paro en el mejor estilo de la España amargada y sombría que parece que no se extingue y se reproduce por generación espontánea porque el que tenía que hacer algo está enjugascado con el chupete de la paz universal y con entrevistas con dictadores de charanga. Y eso es lo que hay. Republicanismo cívico de cuartete y algodón de azúcar.