Antonio F. Marín: Sexo extraterrestre

2 de noviembre de 2006

Sexo extraterrestre

Iba comentar que en una democracia normalita los políticos que sólo consiguen atraer a las urnas a poco más de la mitad de los ciudadanos, como ha ocurrido en Cataluña, se van avergonzados y contritos a un lugar recóndito y se vuelan lo sesos en un arrebato de dignidad. De vergüenza torera. Pero es que para eso hay que tenerla y los políticos parece que ni la conocen, ni la sospechan, ni la intuyen, ni saben lo que es, ni ha pasado por su puerta. El célebre tripartido ha perdido cuatro escaños pero volverán a las andadas, si Zapatero les deja que me barrunto que no porque necesita a CiU para que lo apoye en Madrid. Y el PSOE ha perdido muchos votos que probablemente hayan ido a Ciudadanos de Cataluña; un partido de izquierda clásica que ha abandonado el paletismo nacionalistas y cuyo éxito puede darle un toque de atención al PSOE de lo que le puede pasar como siga tonteando con los cerriles nacionalistas. Pero a ellos no les importa porque
están más preocupados por el sexo de los ángeles o el de los extraterrestres, por cierto, que según veo en un canal de televisión pueden estar visitándonos de incógnito. No me lo creo, porque unos extraterrestres de una civilización tan inteligente como para llegar a este planeta no se andan con tonterías de aparecer y desaparecer, de esconderse y ocultarse, sino que aterrizan en el aeropuerto de barajas, pasan la aduana y se dirigen con mucha educación a los policías para interesarse por nuestra cultura: “Buenas, venimos del planeta tal y cual y queríamos saber si las mujeres de este planeta follan o también les duele la cabeza”. Eso si son de una civilización inteligente, ya digo, porque una civilización que no sea inteligente; es decir, una civilización como la de Pepiño Blanco, viene a la tierra y se pone a hacer el gilipollas apagando y encendiendo las lucecitas de su platillo, haciendo zigzag, escondiéndose, apareciendo, enseñando ahora lucecitas verdes, ahora lucecitas rojas y desapareciendo como unos verdaderos gilipollas; es decir, partícipes de la civilización de Zapatero, de la Alianza de Galaxias.
Nota.-
La foto de arriba corresponde a una civilización extraterrestre en la que las relaciones sexuales son de otra manera.

Mobusi