El presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, no ha tenido más remedio que excarcelar al asesino De Juana Chaos para ser consecuente con su talante. Porque él es muy coherente, no ha engañado a nadie y desde el primer día supimos que ceder, sumiso y consentidor, ante cualquier envite formaba parte de su credo. Y ha sido congruente con ello. No hay que extrañarse o al menos a mí no me extraña, porque lo estrambótico hubiera sido que se mantuviera firme ante el chantaje, que mantuviera la dignidad democrática y que no cediera ante la chulería bravucona de los que asesinaron hace unos días a dos trabajadores ecuatorianos. Pero eso es pedirle peras al olmo. Un imposible metafísico, por lo que no sé a qué viene tanto revuelo en el gallinero. Él no ha engañado a nadie y los que lo votaron ya sabían lo que hacían, eran mayorcitos y votaron lo que él representaba y representa; es decir la sumisión preventiva e incondicional ante el chantaje democrático. Porque Aznar excarceló por enfermedad a diez etarras, es cierto, pero ninguno de ellos se provocó la enfermedad ni chantajeo al Gobierno pese a que tenían cáncer o unos derrames cerebrales que incluso meses después los llevó a la muerte. Y además no cedió con Miguel Angel Blanco y lo mataron. Zapatero ha cedido
sumiso y consentidor. No hay color. De Juana ha comido, ha follado y se ha descojonado de risa del Gobierno, de Zapatero y de las víctimas. Pero esto es lo que hay con Zapatero y no hay por qué blasfemar en arameo como han hecho muchos cursiprogres, por otro lado, con la sentencia del Constitucional que avala que la Iglesia valore la catadura moral de los que van a enseñar su moral. Ellos sólo aceptan las sentencias que favorecen a su amo Polanco (casi todas, pero las quieren todas) y si no, claman y reniegan. Que aúllen coléricos. Y si no quieren que esto pase la solución es muy sencilla: que se presenten a las elecciones y prometan suprimir el Concordato con la Iglesia. Y que el pueblo les vote. Que sean valientes, denuncien el Concordato y que el pueblo decida si quiere eso o no lo quiere. No hay que tenerle miedo al pueblo. Porque dice el laico Fernando Savater que no es justo pedirle coherencia a un profesor de religión por los mismos motivos por lo que a ningún profesor de geografía se le puede echar de su plaza por no viajar, ni a ningún profesor de literatura se le puede echar de su plaza por leer el Código Da Vinci, ni a ningún médico se le echa por fumar. Puede ser. Pero si un profesor de ciencias naturales reniega de la teoría de Darwin y enseña en su clase el creacionismo o que el hombre viene de una Eva como la de la foto de arriba, estoy seguro de que se le echa de su plaza o se le fusila en los medios cursiprogres. Yo sí pediría su reprobación porque hay que darle a Dios lo que es de Dios y a la ciencia lo que es de la ciencia. Y a los padres lo que piden; es decir, una enseñanza de religión para sus hijos con arreglo a los cánones, porque para eso pagan impuestos y financian con su dinero los partidos políticos y los sindicatos. Seamos pues tan coherentes como Zapatero. Y menos hipócritas.
sumiso y consentidor. No hay color. De Juana ha comido, ha follado y se ha descojonado de risa del Gobierno, de Zapatero y de las víctimas. Pero esto es lo que hay con Zapatero y no hay por qué blasfemar en arameo como han hecho muchos cursiprogres, por otro lado, con la sentencia del Constitucional que avala que la Iglesia valore la catadura moral de los que van a enseñar su moral. Ellos sólo aceptan las sentencias que favorecen a su amo Polanco (casi todas, pero las quieren todas) y si no, claman y reniegan. Que aúllen coléricos. Y si no quieren que esto pase la solución es muy sencilla: que se presenten a las elecciones y prometan suprimir el Concordato con la Iglesia. Y que el pueblo les vote. Que sean valientes, denuncien el Concordato y que el pueblo decida si quiere eso o no lo quiere. No hay que tenerle miedo al pueblo. Porque dice el laico Fernando Savater que no es justo pedirle coherencia a un profesor de religión por los mismos motivos por lo que a ningún profesor de geografía se le puede echar de su plaza por no viajar, ni a ningún profesor de literatura se le puede echar de su plaza por leer el Código Da Vinci, ni a ningún médico se le echa por fumar. Puede ser. Pero si un profesor de ciencias naturales reniega de la teoría de Darwin y enseña en su clase el creacionismo o que el hombre viene de una Eva como la de la foto de arriba, estoy seguro de que se le echa de su plaza o se le fusila en los medios cursiprogres. Yo sí pediría su reprobación porque hay que darle a Dios lo que es de Dios y a la ciencia lo que es de la ciencia. Y a los padres lo que piden; es decir, una enseñanza de religión para sus hijos con arreglo a los cánones, porque para eso pagan impuestos y financian con su dinero los partidos políticos y los sindicatos. Seamos pues tan coherentes como Zapatero. Y menos hipócritas.