Aunque no me haces daño, eso sí, porque lo dejas suavemente sobre mi espalda para guiarme cuando quieres que me empeñe más en la labor. Pero lo que más me agrada es eso que dices de que estás disfrutando mucho, aunque yo no te veo pues estoy enfrascado en empresas mayores de las que no quieres que me distraiga. Pero te oigo gemir y me gusta, aunque me es imposible saber qué haces. Y sobre todo si tu mejor amiga ya se ha ido.