Antonio F. Marín: Shoedangling y medias con costura

29 de marzo de 2007

Shoedangling y medias con costura

No creo que tenga mucha importancia que Zapatero no sepa cuánto vale un café en una cafetería normal. Los que se mofan de ese detalle me recuerdan a Manuel Fraga cuando preguntaba en el Congreso por el precio de los garbanzos. Me sabe a antiguo. Y además yo no sé cuál es el precio de los cubalibres, de la cerveza o del tabaco, y no estoy por eso apartado de la realidad de la vida, ni poco informado. Si lo vamos a criticar por minucias como esta apañados vamos. A mí lo que me inquieta es que el presidente del Gobierno no sepa que tiene 2.500 millones de euros en caja para gastar en Servicios Sociales y que se queden criando huevas. O que no se entere de que hemos bajado siete puestos en la clasificación tecnológica mundial (ocupamos el 32), dicho esto no como resabio por no ganar un concurso de quién es más guapo o más listo, sino como evidencia de que nos volvemos más analfabetos tecnológicos. Es decir, que vamos para atrás, en vez de progresar. Así que será mejor dejarlo estar, saltar a otra vereda, porque me siento dichoso después de que el periódico Online de Moda y Diseño haya recogido mi comentario sobre las medidas con costura y talón cubano. Me alegro. Porque aunque
las mujeres no lo sepan son muchos los tíos que se hechizan por las medias con costura, rejilla, tacones altos, talón cubano y demás posturitas fetish como el “shoedangling” de la foto de arriba. Una amiga me dijo hace poco que no se podía imaginar que lo que ella hacía por cansancio, después de estar muchas horas con los zapatos puestos, se podría considerar algo sensual o fetichista. Y es que no es eso. Una chica que se quita los zapatos después de horas de estar de pie, por ejemplo, no tiene morbo. Lo suyo es cuando se los quita y los cuelga de la punta del pie sin venir a cuento, para provocarte. El matiz es fundamental porque lo otro no sólo no tiene morbo, sino que dan ganas de decirle a la niña qué se calce porque se va a resfriar. Hay diferencias.
Nota.-
Siguiendo el consejo de Pura Salceda y de algunos más, he decidido cambiar la foto de hace 10 años por una de ahora, de ayer mismo que me hizo mi querida hermana María. Esto es lo que hay. No da más la mata, porque he de aclarar que voy a cumplir 49 años y que soy casi cincuentón. Un viejo verde, vamos. Y a mucha honra.

Mobusi