Antonio F. Marín: El rey del sushi frito

26 de septiembre de 2007

El rey del sushi frito

El socio de Zapatero en la Alianza de Civilizaciones dice que en Irán no existen homosexuales, y es cierto, porque los han ahorcado a todos, mientras que el enemigo de Zapatero, George Bush, le habla en español y nuestro prohombre no sabe responderle en inglés, por lo que parece que el paleto americano es más ilustrado que nuestro maestro Ciruela, que yo no sé dónde vamos a ir a parar porque dicen que Jiménez Losantos ha pedido en la radio que el rey abdique, y entonces a mí me ha llegado la hora de hacerme fiel monárquico y exigirle a la Iglesia que le dé una patada en el culo a este cerril licenciado vidriera so pena de no volver a tachar la crucecita en la declaración de la renta.
Porque no se explica que esté liberalillo matón ande en la emisora católica cuando el Papa acaba de decirnos que el capitalismo salvaje no es la única opción, no es el único modelo válido de organización económica. No se explica, como tampoco se explica que el autor más premiado por la dictadura, Antonio Gala, vuelva
a pedir en El Mundo que se recupere la memoria histórica dejando fuera de ella que él ha sido uno de los más beneficiados por la tiranía y cómplice sumiso de ella. Tendría que estar todos los días de rodillas y pidiendo perdón, pero encima nos da lecciones de demócrata y nos acusa de no querer recordar que fue un cómplice de la tiranía y aceptó sus premios y sus conchabanzas. Una metáfora más de la España grotesca de Zapatero porque en Cataluña han vuelto a tapar un túnel con el fin de que la tuneladora lo vuelva a derribar, pero está vez, ojito, delante de los políticos y de las reglamentarias cámaras de televisión. Para que se hagan la preceptiva foto.
Y yo no sé si esto es la Cataluña del seny o la España bufa de pandereta y botijo; la España esperpéntica que jalea la exposición de la foto del Papa enculado porque es libertad creativa, pero prohíbe decirle a Ramoncín que es un mal presentador de televisión, porque te multan con 6.000 euros como en los mejores tiempos del franquismo, por faltar a la autoridad. Tampoco lo puedes llamar el “rey del pollo frito” pese a que él se reconoció como tal en una canción y así se proclamaba por los escenarios en los años 80.
“Mirad mis ojos
oíd mis pedos
oled mi mierda
porque yo soy el rey,
el rey del pollo frito”.
Eso cantaba el “rey del pollo frito” (se puede oír abajo), pero resulta que llamárselo ahora y aunque él lo haya reconocido y cantado en público, es pecado, digo, blasfemia, digo, pena de multa de 6.000 euros según un juez togado de los de Madrid. A mí el pollo frito no me desagrada, aunque prefiero el pescado servido como en la foto de arriba, pero es que al autoproclamado “ rey del pollo frito” no puedes recordárselo porque daña su imagen, la imagen del “rey del pollo frito”.
PD.- Y el caso es que el cabrón era bueno. A mi siempre me ha gustado. Paradojas.

Mobusi