Antonio F. Marín: Por la libertad, contra el fascismo

6 de septiembre de 2007

Por la libertad, contra el fascismo

El presunto Gobierno socialista, es decir, el muchacho de León y sus sacristanes de amén, ha aprobado un reglamento que permite a los policías leer nuestros correos electrónicos sin orden judicial, como en los mejores tiempos de la dictadura con repris. Hace poco Bush aprobó una medida similar y la cursiprogresía echó ráfagas picantosas por la boca, pero lo hace Zapatero del Tinell y callan como guarras pendejas que se prostituyen al poder por un plato de licencias. Menos mal que la Asociación de Internautas ha recurrido el reglamento ante el Supremo y éste la ha admitido a trámite porque viola un derecho fundamental.
Pero eso no es todo, pasen y vean, porque a partir de ahora y si la Asociación de Internautas no lo remedia (con los papatoste del PP ni cuento), una asociación privada y civil, podrá cerrar páginas web. Como suena. Totalitarismo puro con ribetes, cenefas, cofias y entorchados, porque es fascismo genuino que una asociación civil y privada, pueda cerrar medios de comunicación, páginas web o diario personales ya sean en aceite o en escabeche, y eso es peor incluso que el fascismo flamígero con cruz gamada porque
éste al menos lo hacía con tribunales amañados. Estos fascistas nuestros de cada día, ni con tribunales. Van sobrados. Los fascistas se reúnen y aprueban cerrar páginas de libertad de expresión, mientras se cogen los huevos como macarras y te dicen “te vas a enterar de con quién estás hablando”.
Los fascistas atacan de nuevo por medio de la Sociedad Española de Autores de España porque es sabido que cualquier españolito incuba un fascista que permanece latente hasta que encuentra un socio, una agrupación, una asociación, una peña o una Sociedad General de Autores de España. Y entonces salta; saltan al alimón conchabados con la cursiprogresía multimillonaria para violar los derechos fundamentales, que es lo suyo, violar derechos, profanar libertades y darle por culo a los españoles en el mejor estilo la España castiza, flamenca y bravucona de “usted no sabe con quién está hablando”. Lo sabemos.

Mobusi