El juez ha condenado a los caricaturistas de la revista satírica El Jueves a una multa de 6.000 euros por injuriar al jefe del Estado. Me parece un disparate porque la viñeta, aunque de mal gusto, cosa de puerta de retrete, era una opinión satírica que nunca debería ser delito en el código penal. Si la familia real se casa y divorcia como todo el mundo (como dicen que han hecho los duques de Lugo), también han de ser considerados legalmente como todo el mundo en cuestiones que atañen a los derechos fundamentales.
Pero el juez ha hecho cumplir la ley que un día redactaron los políticos, aunque a veces los togados yerren, mucho, porque creo recordar que hace poco una juez le negó la custodia aun padre porque era cojo. Y no pasó nada. Si la coja hubiera sido la madre, la juez no se hubiera atrevido a denegarle la custodia porque habría establecido dos discriminaciones: por ser mujer y por ser coja. Se podría presentar otro caso: una mujer coja y además negra, lo que supondría tres discriminaciones. O una mujer coja, negra y con diabetes.
Aunque el problema del padre cojo es que no es homosexual, porque si lo hubiera sido, a Dios gracias, la juez no habría tenido cojones para negarle la custodia compartida. Si le niega la custodia a un homosexual cojo, la fusilan y Zerolo y compañía salen a la calle a manifestarse. Pero nuestro cojo, pobre desgraciado, sólo es cojo. Y cojo no cuela. Una vez que hemos conseguido los derechos para los homosexuales sólo nos queda conseguirlos también para los cojos.