Antonio F. Marín: La puta y los que enseñan las bragas

8 de mayo de 2008

La puta y los que enseñan las bragas

Escándalo, es un escándalo; escándalo, es un escándalo, según cantaba Rafael, aunque la escandalera nuestra no viene porque un asesor de Zapatero se vaya de presidencia del Gobierno para asesorar a los constructores, cobrando del Estado (de nuestro dinero) y de los empresarios, sino porque la ley permita esta canonjía por aquello de que ancha es Castilla y a mí que me registren. 
Que la ley consienta (una vez más) que un tipo como Taguas pueda ganar el 80% de su sueldo como ex director general y 300.000 euros más como asesor de las grandes empresas constructoras, justito, justito, después de haber dejado el Gobierno. Zaplana al menos ha dimitido como diputado antes de ir a Telefónica y aunque algo huele a podrido en la Dinamarca telefónica, no hay parangón entre ambos casos porque
uno dejó el Gobierno hace ya cuatro años y el otro lo acaba de dejar, aún tiene el sillón calentito y el hecho de pasar de asesorar a Zapatero a dirigir el lobby de las grande constructoras no es que huela a podrido, es que está corrompido. 

Porque habíamos quedado en que la mujer del César aunque sea puta, no debe follar con otros. No, no es esto. Habíamos quedado en que la mujer del César, aunque sea puta, debe follar lo menos posible con los otros. No, tampoco es esto, porque me folla la menoría y no encuentro la chuleta, sabe usted, pero creo que la cosa va porque la mujer del César aunque puta, no debe follar con los empresarios, es decir, que no basta con que la puta del César sea honrada, sino que también debe disimularlo y abstener de ofrecerle el coño a los empresarios o de mostrarles siquiera las bragas. O algo así, que me he hecho con la puta un lío. Pero yo me entiendo.

Mobusi