Antonio F. Marín: Enseñando las bragas (u otra cosa, mariposa)

19 de diciembre de 2008

Enseñando las bragas (u otra cosa, mariposa)

Algunos periodistas creen que el colega iraquí que le tiró un Zapato a Bush ha dignificado la profesión (Maruja Torres en El País), pero el héroe de nuestra bienquerida cursiprogresía ha pedido perdón al percatarse de que ha vulnerado los principios éticos de la profesión al protagonizar la noticia. Se les ha caído otro ídolo. Los ha dejado colgados de la brocha. Y no me extraña, porque los cerriles andan cegatos, es decir, burriciegos, y cuando el Parlamento Europeo desestima la propuesta para aumentar la jornada laboral a 65 horas, afortunadamente, ellos abren los informativos con la retirada de la estatua de Franco (La Sexta).

No pueden vivir sin él, sólo tienen ojos para él, y yo los comprendo, qué quieres que te diga, porque tampoco tengo ojos para otra cosa que no sean tus braguitas. Porque me gustan esas braguitas, y digo braguitas porque son sucintas, breves, ligeras, veniales... Y me gustan tanto
por delante como por detrás, aunque por razones obvias te prefiero por delante porque se te aprecia el chichi y los valores eternos, que los tienes y son cuantiosos, aunque el envoltorio sea mínimo, sucinto, excitante...

Pero me gustan, sobre todo, porque con ellas no hay necesidad de hacer esfuerzo, no tengo que trabajar para quitártelas y eso es de mucho agradecer. Tú, como siempre, pensando en mi bienestar y en que no trabaje. Eres un cielo. Te adoro. Es que sabes que me cansa hacer esfuerzos y me evitas que me hernie. Y por eso te quiero. Porque me lo pones todo mas fácil.

Mobusi