Vale, es cierto. Tienes razón, pero no me mires así porque yo no tengo culpa de nada. No he sido yo. Y no me mires así, cariño, porque eres tú la que has sido mala, la que te has desnudado, la que se ha metido en la cama y la que me mira así, con esa carita de no haber roto en tu vida un plato, ni un condón. No he sido yo la que te he incitado a hacerlo en la cama de tus padres. Eres mala. Pero me gustas.