Hace cinco años bordaron en las banderas blancas de los editoriales el "papeles para todos" con orlas, palomitas y churriguerescas cursiladas apostólicas de SS. Hoy se han hecho pañuelos con las banderas para limpiarse los mocos y las vergüenzas, y han iniciado la cacería del emigrante en la puerta de los Carrefour, de los colegios o de los comedores de Cáritas, con el fin de darles papeles y voleta para todos de expulsión a su casa, "a la puta calle" que diría Antúnez, que por aquí molestan y los autóctonos pueden quejarse de que el dinero que queda hay que
rapartirlo con extranjeros y todo eso tan solidario, de boquilla, cuando no nos toca en nuestra propia puerta. Hay que echarlos, Rubalcaba (aunque sea más feo que las bragas que gasta Patricia Conde), no vaya a ser que los naturales se mosqueen por tener que repartir las migajas del paro, de los servicios sociales o de los comedores de Cáritas. Y no están los hornos de los votos para estos bollos.
