España enviará 450 soldados más a Afganistán, para las eleccciones, claro, y no nos extraña porque se veía venir tras el anuncio de la retirada de Kosovo y el encuentro en Londres entre el bienandante Zapatero y Obama, nuestro Salvador. Un encuentro para enmarcarlo con acanto y purpurina, porque según los panegíricos de los exegetas zapateriles, el entendimiento entre ambos ha sido total y muy cordial. Eso han dicho:"A los dos les gusta correr y el baloncesto y quedaron en practicar juntos alguno de los dos deportes cuando haya ocasión”, según sus palafreneros. Qué bonito, que cordial, que derroche de lugares comunes, chipirrinchis, y toda esa faramalla y farfolla de “nos vemos”, "nos damos un telefonazo” o “encantado de conocerte”, etc, etc. A lo mejor en su encuentro de hoy
en Praga se echan unas carreras y unas risas.
Cuánta superflua y banalizada puerilidad. Se fue el ególotra de Aznar con sus pies de paleto sobre la mesa y nos ha venido la cursiprogresia de la insulsa banalidad, ni fu ni fa, ni chicha ni limoná, porque habrá que "tomar nota" del listado de los paraísos fiscales y bla, bla, bla, pues a los que han provocado la crisis les "inyectamos" dinero para que ellos mismos salgan de ella. Y nos vemos para jugar al baloncesto, ya te digo, porque aquí pagan tontos por pecadores.
