Antonio F. Marín: Confesiones inconfesables, fetichismos y downblouse, por ejemplo

22 de mayo de 2009

Confesiones inconfesables, fetichismos y downblouse, por ejemplo



Javier Marías ha reconocido en su columna de El País Semanal que todos hacemos cosas que nos avergüenzan. Él lo dice en contestación a un articulo de Pérez Reverte en el que confesaba que mientras desayuna leía revistas del corazón. Marías por su parte reconoce que le gustan mucho las series Los soprano, El ala Oeste de la Casa Blanca, Deadword, Mad Men y 24. Y yo confieso que no me gustan ninguna de ellas y no he pasado jamás del primer capítulo. Son un pestiño insufrible. No las he visto ni tengo la intención de verlas.

Pero yo no me avergüenzo. Tampoco me avergüenzo como él de ver las películas de la “ñoña” Doris Day. Incluso tengo guardadas en mi colección Pijama para dos, Confidencias a Medianoche y No me mandes flores. Y tampoco me avergüenzo de tenerlas y de volver a verlas de vez en cuando, sobre todo porque el actor secundario, Tony Randall, me parece uno de

los mejores actores cómicos que jamás ha habido y cuando lo veo actuar me entran unas ganas enormes de vivir. Sólo con verlo.

También reconozco, sin avergonzarme, que jamás he terminado el Ulises de Joyce y que sin embargo, releo y releo el monólogo final de Molly Bloom porque lo considero una obra cumbre de la literatura. Sólo el monólogo. También reconozco, sin avergonzarme, que jamás he leído nada de Proust o Faulkner. Lo he intentado, pero lo he dejado debido a las repentinas ganas que me entran de quemar los libros. No me siento orgulloso, pero reconozco mi inferioridad intelectual para leerlos. Mi pesquis no da más de sí y eso no es culpa mía. Uno tiene sus limitaciones.

Quizás por eso quizás me entran unas ganas frenéticas de quemar algunos libros para devolver el papel al carbón y el carbón al suelo, a la tierra, el polvo al polvo y que surja una nueva savia. O incinerarlos y expandirlos en un vertedero. Así que estás son mis confesiones inconfesables. Y mis fetichismos de viejo verde, surtidos y de amplio espectro como el de la foto, pero eso lo llevo confesando aquí desde hace ya años y ni me avergüenzan.

Mobusi