A veces lo obvio es lo más difícil de explicar y conseguir, y por eso nos hemos felicitado porque el partido socialista gobierne en una región de España, en el País Vasco. Ayer parecía que celebrábamos el fin de la dictadura y el advenimiento de la democracia tras muchos años de totalitarismo. Y sólo se trataba de una alternancia política, lo que da idea de hasta que punto la política estaba allí viciada, con la complicidad de unos cuantos a los que no quiero señalar. Es de mala educación.
Así que podemos volver a creer en el ser humano y en el imperio de la razón democrática, sobre todo después de que el Parlamento Europeo achara ayer para atrás la iniciativa para cortar Internet sin mandamiento judicial. Porque se ha conseguido. Un grupo de locos ha
presionado a los europarlamentatios (casi 300.000 correos han recibido), y les han hecho recapacitar y votar en contra. Gracias a Dios y a los hacktivistas.
Por ahora se ha ganado esta batalla, pero la guerra continúa porque esta gente no parará hasta que no consiga controlar la red. Es mucho dinero el que se juegan y no están dispuestos a ceder. Y prueba de ello es que han conseguido que se apruebe la "directiva Harbour" por la que las operadores pueden privatizar Internet al ofrecer los servicios (o webs) que ellos quieran meter en sus paquetes.
Lo que ocurre es que la libre competencia obligará a las operadoras a no ser restrictivas so pena de perder clientes que podrían pasarse a otras operadores que dejen Internet tal y como está, sin paquetes, es decir, neutral. Como Jaztell, por ejemplo, que no pertenece a la asociación de operadores en las que se integran Telefónica, Ono, etc.
Pero se ha conseguido que ningún particular pueda privarte de un derecho fundamental, sin amparo judicial. Algo que creíamos que era tan obvio, tan obvio, que hemos tenido que luchar por ello. Por lo obvio. Una vez más. Y los sinvergüenzas se han quedado en su sito, es decir, con el chichi al aire o con el coño al relente, que tanto monta, monta tanto.