Antonio F. Marín: ¿Dónde están, no se ven, los pacifistas de zetapé?

8 de septiembre de 2009

¿Dónde están, no se ven, los pacifistas de zetapé?

El diario El País le ha dado caña a Zapatero y le ha afeado lo que le viene uno reprochando desde hace años, aunque ellos lo hacen por rencor al haberles birlado el fútbol de pago. !Ay que ver lo que hace el dinero!, qué aliviados estamos los pobres que al no tener perras, estamos libres de esas querellas y podemos dedicarnos a nuestras cosas. A nuestro humilde currelo como el de César Antonio de Molina, una de las pocas personas lúcidas que han formado parte de los gobiernos de Zapatero, y que ha abandonado su escaño en el Congreso y deja la política.

Cuando lo nombraron nos sorprendimos porque un intelectual como él aceptara el cargo. Ahora se comprende su abandono, en un acto de coherencia y lucidez entre tanta mediocridad desacomplejada, entre tanto medianía vuelagasas, rizatules y páparos cursiprogres, como Zapatero, que "siempre preferirá jugar con las palabras a golpear con ellas", según le confesó un día

al ex franquista Juan luis Cebrian. En Afganistán no golpea con palabras, sino con tanques y aviones, pero los soldados ya no cantan "soldados del amor" de Marta Sánchez, sino que juegan con las palabras de Zapatero para no golpear con ellas:

El cocherito, leré
me dijo a noche, leré,
que si quería, leré
montar en coche, leré.

Y en este plan de jugar con las palabras, ya digo, porque en Afganistán nuestros soldados han matado a 14 entes humanos, se supone, porque no sabemos qué eran: chorizos, traficantes, terroristas o insurgentes, pues en las misiones de paz no mueren militares y los que la palman son debido a accidentes laborales. Aznar hacia la guerra, pero Zapatero hace en Afganistán "misiones de paz" como el que hace la visita los domingos a la tía Enriqueta, con pasteles de carne y cabello de ángel.

Es el neolenguaje orwelliano: la guerra de Aznar era ilegal, pero la de Afganistán es legal, o sea, que se puede matar con póliza, sello y papel timbrado. Las balas de las "misiones de paz" matan, pero con certificado AENOR de calidad onusiano y bandera azul de playa europea saneada por los marines.

En el último ataque han muerto 90 personas, pero los cantamañanas del "no a la guerra" no asoman, no se les ve, están ausentes y en paradero desconocido. Huidos. Escondidos bajo las piedras. Son tan panarras, tan medianas, que se creen que todos somos igual que ellos, por aquello de que piensa el cabrón que todos son de su condición. Pues en esas están: en hacernos a todos cornudos para disimular su cornamenta.

Mobusi