
Vivimos en una sociedad de progreso que abarrota los centros comerciales, se endeuda con las tarjeta de crédito y pone a las putas chalecos reflectantes para hacer la calle, digo, la carretera. Por su seguridad.
Y los perros hambrientos se comen a los humanos hambrientos a los que la sociedad no les pone chalecos reflectante, por su seguridad, aunque sepan que si se los comen los perros, el Gobierno se hará cargo del entierro. Que algo es algo, según dijo un calvo al encontrarse un peine sin púas.