Antonio F. Marín: La judeo-masónica

13 de febrero de 2011

La judeo-masónica

¿Podremos algún día hablar con los animales?, nos preguntan en la revista Muy Interesante. Pues no sé, les contestas, porque hay algunos humanos con los que no se puede hablar y los animales ya acuden al programa Sálvame, así que tampoco se entiende ese interés en saber qué opina un ornitorrinco. Puedes establecer con él una conversación tipo ascensor cuando te encuentras con una hembra «¿Dónde te has comprado esas braguitas tan monas?...» Pero nada más.

Aunque para hablar con los animales no hay que rascar mucho porque ahí tenemos a nuestros políticos anfitriones de esta democracia imperfecta que, afortunadamente y con todos sus defectos, es la mejor de las posibles aunque estemos en manos del mercado. Antes se proclamaba desde los balcones victoriosos lo de la ‘conspiración judeo-masónica’, pero ahora

se nos inculca que son ‘los mercados’.

Unos mercados que son especuladores, !oh, cielos, qué notición!, y que nos presta el dinero para que Cataluña abra embajadas y siga endeudándose porque no es Murcia, obviamente. Unos dineros prestados para que Andalucía tenga 1.100 coches oficiales, Valcárcel su tele y el Senado sus 12.000 euros por sesión para traducirle el español a los españoles.

Porque el mercado empieza en la tienda que vende los cedés de música y cobra el canon de propiedad a los autores del ‘mercado’, con el fin de venderlos más caros y especular. Y sigue en los accionistas de la empresa que no los fabrica por amor al arte, !oh cielos!, sino para sacarse sus perricas pues también los vende en China.

Y se ganan unos dineros que meten en las acciones de unos bancos que a su vez se lo darán a un tipo con nómina para que compre una vivienda, se hipoteque, la alquile y especule con ella pues espera que dentro de unos años se revalorice. Una vivienda hipotecada que suponemos no será sobre una chabola del Cabezo de la Fuensantilla de Cieza. ¿Qué es el mercado, me preguntas mientras clavas en mi pupila tu pupila azul?. Mercado eres tú, prenda.

Y si no quieres vértelas con el coco del mercado y su conspiración judeo-masónica, no vayas a pedirle dinero a unos especuladores como Soros, el multimillonario socialista, que vive de eso. Como los Polanco y CIA, que editan El País y que se han salvado de la quiebra gracias al mercado tras vender su empresa al grupo especulador Liberty. O el fondo de capital riesgo ‘Tagua S.A’ (creado por Felipe González), y cuyos beneficios suponemos que no irán a parar a Cáritas de Cieza, donde mi querido Miguel Juliá lucha para no cerrar el único respiro que les queda a unos menesterosos que no se permiten el lujo de hipotecarse.

Porque dime si tienes hipoteca y te diré quién eres. Así que esto no es mercado, queridísimos niños, sino capitalismo de ‘rostro humano’. Incluido el Chino que nos ha prestado 43.000 millones de euros y el de los autores de la SGAE que nos cobran el canon de ‘los mercados’. Y si no quieres mercado, y polvo, no te entrampes con los especuladores, no vayas a la era. Pedazo de ornitorrinco.

(Columna publicada en el semanario de papel El Mirador de Cieza)

Mobusi