Antonio F. Marín: Listos

3 de junio de 2012

Listos


Los políticos son una raza de especímenes que sueñan con pasar de su mediocridad de chichinabo al Consejo de Estado, a lo menos, para empollar allí los huevos de los millones que reciben por cresta, digo, por barba. Recuerdo que en el colegio cuando nos preguntaban qué queríamos ser en el futuro, la mayoría respondía bombero, banquero, futbolista, pirata o dependiente de una lencería de señoras (un servidor).

 Pero había uno que decía que quería ser como Churchill. Y como es natural, cuando salía al recreo todos le pegábamos. ¡Mira, este quiere ser como Churchill!, le decíamos mientras le hacíamos el ‘aparejo’ o ‘agarejo’, que es un juego infantil que socializa más que la videoconsola. Nosotros no sabíamos quién era Churchill, pero nos daba igual. Era un listo.

Como los de IU y PSOE que han presentado mociones para que se cobre el IBI a la Iglesia que no pagan Cruz Roja, federaciones de fútbol, SGAE, fundaciones, sociedades gastronómicas o

ateneos, por citar sólo algunos casos que ampara la Ley de Mecenazgo (49/2002). En Madrid capital, por ejemplo, sólo el 5,1% de los edificios exentos son de la Iglesia.

Tenían que pagarlo todos, es cierto, pero ya nos decía Josep Ramoneda que «un partido de izquierdas no puede vivir sólo de los obispos, tiene que apuntar al futuro como hace Obama» (El País 7.02.2008). Pero si la derecha nacionaliza bancos y sube los impuestos, qué les queda. Nada. Bueno sí, los curas. Ya nos decía Foxá que los españoles «están condenados a ir siempre detrás de los curas: o con el cirio o con el garrote».

La iglesia en su conjunto mantiene 90 hospitales, 110 ambulatorios, 933 casas de ancianos, 2864 casas de infancia, 284 centros tutelares de la infancia o 2833 centros asistenciales, con tan solo 248 millones que reciben por la casilla del IRPF. El 80% restante sale de sus feligreses, ya sea a través de Cáritas (2/3) o del cepillo. Un milagro debido, mayormente, a que la mayoría de los currantes son monjas, frailes o seglares (que no cobran), y que salen de su trabajo y se van a echar horas. Como reconoce Fernando Savater (con respecto a otro asunto): «a algunos no nos subleva ya que nos tomen por reaccionarios, pero no aguantamos que nos tomen por imbéciles».

Porque aunque la Iglesia pagara el IBI ¿de qué inmuebles hablamos?... No se puede aplicar a las catedrales, los lugares de culto, ni a los históricos protegidos. ¿Qué más hay? Los locales de asistencia social o los comerciales, como aparcamientos, repostería o restauración, pero por éstos últimos ya paga. Nos queda entonces La Casica de Cieza, por ejemplo, que tendría que abonarlo pues no se dedica al culto, sino a atender a los niños marginados. Y Jesús Abandonado de Murcia que acoge a los ‘sin techo’ e inmigrantes.

Quizás la Iglesia debería trasladar los 3 millones de necesitados que atiende, a las sedes de los partidos, empresarios y sindicatos que sí pagan el IBI, pero no tributan por sociedades, donaciones, subvenciones, compraventa, beneficios de actividades económicas o rentas de patrimonio (Ley 8/2007)). O llevar a esos desamparados al Consejo de Estado donde se ampara mucho Churchill millonario.

Columna publicada en el periódico El Mirador de Cieza.

Mobusi