
«Quise utilizar el culo para reflejar emociones como el miedo, la alegría o la relajación», declara Takahashi, quien asegura haber creado el robot con forma de culo porque los movimientos de los glúteos son más aparentes y las respuestas reflejadas resultan más sencillas de visualizar y por tanto analizar. Caricias, golpes, azotes...: el robot muestra una reacción distinta según el estímulo. En principio, hubiera resultado mucho más
complicado utilizar una cara que un trasero, puesto que las partes son mucho más complejas. Sin embargo el fin es ése: las respuestas en el rostro del humanoide.
El robot está compuesto por materiales que se asemejan a la piel humana, está mullido con silicona y dispone de una estructura de músculos artificiales. Se espera —dicen los periódicos— que en un futuro los humanoides puedan desarrollar y aplicar esta tecnología basada en la comunicación no verbal para poder ser más realistas e interaccionar mejor con el ser humano.