Antonio F. Marín: Matemáticas

12 de enero de 2013

Matemáticas

Dos de cada tres niños de 10 años no saben sumar horas y minutos, según el informe de la Asociación Internacional para la Evaluación del Logro Educativo (AIE), que además evidencia los pésimos resultados de la educación española. Tremendo. Incalificable,  porque no saber sumar horas y minutos es una desidia antropológica muy perniciosa. Los niños no saben  lo que se pierden porque otro reciente estudio revela que  las chicas quieren dedicar la mayor parte de su tiempo diario a ir de compras (56 minutos), pero también al sexo,  al que dedicarían 106 minutos.

Sabíamos lo de las compras, pero del  afán de las churris por el sexo  no teníamos noticias, qué va;  pero como nosotros somos del plan antiguo y sabemos sumar minutos y segundos, podemos proponerles hacerlo en el probador de la tienda por pura racionalidad, pues si echamos cuentas nos sale que  los  106 minutos que ellas quieren dedicarle al sexo + los 56’ de los dedicados a las compras nos dan un total de 2 horas y 42 minutos de golpe. No está nada mal. 2h y 42’ dan mucho de sí en el probador de señoras. Aunque te cierren la tienda dándole   al cante jondo.


Del estudio se infiere que  sólo hay que sumar tiempo y sacar la calculadora  para hacerlas felices,  porque los adultos  somos poco detallistas.  Y a veces no sabes el verdadero valor de  20 céntimos hasta que los pierdes para siempre por comportarte como un perfecto gilipollas. Y encima  los niños no saben sumar horas y minutos. Pobrecicos. Estamos perdiendo  a una generación completa que ya  sabrá nunca lo que es echar un polvo en el probador. Y tener argumentos sólidos y científicos para   rebatir las acusaciones del ‘segurata’  de los grandes almacenes. Allá ellos.  No saben lo que se pierden.

Los que sí lo saben son los que se empecinan en que España pida el rescate. Es curioso, sí,  pero lo más interesados en que lo solicitemos son los grandes empresarios, los banqueros y algún periódico en pérdidas. Es también curioso que   el presidente del Supremo considere que viajar en clase turista «da mala imagen» (a ellos), porque antes lo hacían en ‘bisnes’ (1ª) y ahora les has recortado la rumba y la barrumbada.  También da muy mala imagen que estos jueces rezonguen porque  les hayan bajado de 18 a 12 los días libres,   porque  todavía les queda un día al mes para tocarse los huevos sin tener que justificarlo. Porque sí. Porque soy juez. Porque yo lo valgo. 

Y es también curioso   que mientras la derecha de Valcárcel se sigue repapilando con sus sociedades, fundaciones y consorcios (es la región que más tiene), no se oponga tajantemente a que el ministerio cobre las medicinas de dispensación en las farmacias de los hospitales, para el tratamiento del Sida, el cáncer o las hepatitis víricas.  Bastaba con cerrar esos entes de cartón piedra para no tener que echar más sal a la herida de los enfermos. No es que no tengan corazón, es que no tienen vergüenza y quieren también viajar en ‘bisnes’. A lo peor es que no saben sumar horas y minutos. Y que lo del  probador ni lo catan.

Columna publicada en el periódico El Mirador de Cieza.

Mobusi