Dos de cada tres niños de 10 años no saben sumar horas y minutos, según el informe de la Asociación Internacional para la Evaluación del Logro Educativo (AIE), que además evidencia los pésimos resultados de la educación española. Tremendo. Incalificable, porque no saber sumar horas y minutos es una desidia antropológica muy perniciosa. Los niños no saben lo que se pierden porque otro reciente estudio revela que las chicas quieren dedicar la mayor parte de su tiempo diario a ir de compras (56 minutos), pero también al sexo, al que dedicarían 106 minutos.
Sabíamos lo de las compras, pero del afán de las churris por el sexo no teníamos noticias, qué va; pero como nosotros somos del plan antiguo y sabemos sumar minutos y segundos, podemos proponerles hacerlo en el probador de la tienda por pura racionalidad, pues si echamos cuentas nos sale que los 106 minutos que ellas quieren dedicarle al sexo + los 56’ de los dedicados a las compras nos dan un total de 2 horas y 42 minutos de golpe. No está nada mal. 2h y 42’ dan mucho de sí en el probador de señoras. Aunque te cierren la tienda dándole al cante jondo.
Del estudio se infiere que sólo hay que sumar tiempo y sacar la calculadora para hacerlas felices, porque los adultos somos poco detallistas. Y a veces no sabes el verdadero valor de 20 céntimos hasta que los pierdes para siempre por comportarte como un perfecto gilipollas. Y encima los niños no saben sumar horas y minutos. Pobrecicos. Estamos perdiendo a una generación completa que ya sabrá nunca lo que es echar un polvo en el probador. Y tener argumentos sólidos y científicos para rebatir las acusaciones del ‘segurata’ de los grandes almacenes. Allá ellos. No saben lo que se pierden.
Los que sí lo saben son los que se empecinan en que España pida el rescate. Es curioso, sí, pero lo más interesados en que lo solicitemos son los grandes empresarios, los banqueros y algún periódico en pérdidas. Es también curioso que el presidente del Supremo considere que viajar en clase turista «da mala imagen» (a ellos), porque antes lo hacían en ‘bisnes’ (1ª) y ahora les has recortado la rumba y la barrumbada. También da muy mala imagen que estos jueces rezonguen porque les hayan bajado de 18 a 12 los días libres, porque todavía les queda un día al mes para tocarse los huevos sin tener que justificarlo. Porque sí. Porque soy juez. Porque yo lo valgo.
Y es también curioso que mientras la derecha de Valcárcel se sigue repapilando con sus sociedades, fundaciones y consorcios (es la región que más tiene), no se oponga tajantemente a que el ministerio cobre las medicinas de dispensación en las farmacias de los hospitales, para el tratamiento del Sida, el cáncer o las hepatitis víricas. Bastaba con cerrar esos entes de cartón piedra para no tener que echar más sal a la herida de los enfermos. No es que no tengan corazón, es que no tienen vergüenza y quieren también viajar en ‘bisnes’. A lo peor es que no saben sumar horas y minutos. Y que lo del probador ni lo catan.
Columna publicada en el periódico El Mirador de Cieza.