Antonio F. Marín: Cruce

26 de enero de 2014

Cruce


El hombre es un cruce entre un cerdo y una mona, según Eugene McCarthy; un científico de la Universidad de Georgia (EEUU). Lo dice la ciencia, que conste, pero a mí también me lo han dicho las chicas, sin ser científicas ni nada. Y todo por dejarle subida la tapa del inodoro para que no tenga que bajarla. O  bajada para que no tenga que subirla. Pequeños detalles para ayudarlas, pero ellas se enfadan. Sobre todo si no te has dado cuenta de que hay ido a la pelu. O por usar su champú cuando estás en su casa. O por no llamarla al día siguiente. Son muy raras. Y exigentes.

Como los nacionalistas catalanes que fueron reino independiente 15 minutos y siguen dando la murga con la amenaza de sus independencias y demás chipirones y parrandas. La Diada o Día de la Patria Catalana, no es más que una Demostración Sindical franquista y hasta el presidente Más tiene a IU como guardia mora porque los comunistas apoyan el referéndum por la independencia de la patria catalana que persigue la derecha nacionalista. Son el tonto necesario de la derecha burguesa como también lo es el obispo Sistach. Pero no lo saben.



Tampoco saben que Rajoy no será su mayor impedimento para su independencia sino los rusos que la vetarían en el Consejo de Seguridad de la ONU porque no quieren que les pase lo mismo con los chechenos. Y también se opondrán los chinos que tampoco aceptan que les ocurra tal cual con la minoría Uygur. Son rusos y chinos los que se opondrán mucho más que los mismos españoles que estamos deseando darles la independencia, es decir, mandarlos a tomar por culo. A los catalanes independentistas, no a la catalanas que son muy nuestras.

El alcalde socialista de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, nos tiene dicho que «con los nacionalistas vascos jamás se cedió» (pese a más de 800 muertos) y que si fuimos fuertes con tanto dolor también lo vamos a ser con las balandronadas de Más y cia que lloran porque quiren mamar más que nadie pues ya le rapiñaron a Zapatero un nuevo Estatuto que pretendía que se sintieran ‘cómodos’ en España tal y como se repanchingaban a la vera del dictador cuando éste les favorecía con unos aranceles que perjudicaban al resto de los españoles. Pero no les bastó, ni les basta. Quieren más. Son como los hombres: les das la mano y te la meten, sin sacarla.

El independentismo no tiene solución puesto que vive de la reclamación permanente y si alcanzasen la independencia a quién le iban a reclamar. Perderían su esencia. Si son independientes tendrán que justificar sus actos ante el pueblo, ya no podrán echarle la culpa a España y perderán su razón de ser, el objetivo último de sus reclamaciones.

La II República ya les dio puerta y les suspendió el estatuto de Autonomía (con muchas menos competencias), pero ahora parece cruel prohibirles el referéndum porque es como quitarle a un tonto un megáfono. Da pena. Después de todo somos un cruce entre el cerdo y el mono, aunque algunos ondeen banderas esteladas en lo alto de su rama para declararla independiente del árbol.

Columna publicada en el periódico El Mirador de Cieza. 

Mobusi