Antonio F. Marín: Propiedad

2 de febrero de 2014

Propiedad


El Gobierno sigue cerrando webs de descarga de contenidos ilegales como películas, libros o música. E incluso algunos jueces han endiñado penas de cárcel. Los artistas están muy ufanos, sobre todo los de izquierdas, porque ellos quieren repartir la propiedad privada (de los demás), pero la suya que ni se copie, ni se disfrute, como no se pase por caja y se pague el peaje al dueño de la propiedad.

Algunos han llegado a equiparar la piratería de Internet con los asaltos a los supermercados de ciertos sindicalistas. Lo que ocurre es que asaltar un súper es pan para hoy y hambre para mañana, y ver una pelicula o leer un libro es cultura para hoy y cultura para mañana. Confundir el conocimiento con las lentejas, dice mucho de quien lo propone.



No obstante es de ley que se cierren webs que se lucran facilitando las descargas de pelis, libros o música, porque los autores tienen su propiedad intectual (como los modistos), y no parece justo que tu trabajo se desparrame por ahí merced a la villanía de unos tipos que se lucran con el trabajo de los demás gracias a la publicidad que cacarean en sus páginas web.

Una vez aclarado lo obvio, explicado lo elemental y especificadas las condiciones previas del contrato de la parte contratante, hemos de aclarar que no se le pueden poner correa ni cascabeles a las nubes. No se puede evitar que dejes un libro en una biblioteca pública para que otros lo lean porque es cercenar la cultura, ponerle trabas o convertirla en algo exclusivo que sólo pueden degustar los bolsillos exquisitos, tal que hacían en la Edad Media. Y tal como ocurre con la música.

Así que no nos extraña que se haya puesto de moda otra vez el ‘single’, es decir, aquel disco con dos canciones que era lo más corriente por los lejanísimos años de nuestra adolescencia, porque entonces los artistas sacaban un sencillo (un single) de dos canciones, cuando lo tenían maduro, sin fecha fija, porque esa producción podría tardar más de un año. Y pasado un tiempo, pongamos que diez años, sacaban un LP con lo mejor de esa década («The best de…»), que incluían los diez o doce temas que habían madurado.

Ahora te meten cada año un cedé por el triple de precio y con una o dos canciones aceptables y el resto morralla de 40 principales. Y así, un año tras otro. Y entonces llega Internet y la posibilidad de comprar sólo las canciones chulas; sólo esas pocas canciones y no el cedé al completo que es un saco de baratijas y vale muy caro.

Ese es el negociete con el que Internet está acabando, con el chollo de las discográficas y los artistas porque ya nadie traga, compra sólo las canciones que merecen la pena y no apechuga con el lote con la cascaruja. Dice Miguel Bosé que ahora la gente busca canciones en vez de autores. Claro, prenda, porque compras lo que te gusta y no la cesta de Navidad al completo.

Columna publicada en el periódico El Mirador de Cieza.

Mobusi