Antonio F. Marín: ¿Felicidad?... (33)

13 de agosto de 2015

¿Felicidad?... (33)

Esta mañana ando pensativo, dubitativo, apesadumbrado... porque acabo de leer que han encontrado a las chicas desaparecidas de Cuenca  enterradas en cal viva. Y además he caído en que quizás la chica que vi el otro día, a los lejos,  era Ella y no me acerqué a saludarla.

Si era Ella, que no lo creo, podría pensar que soy un antipático o que estoy enfado y le guardo rencor, cuando es todo lo contrario. Recuerdo que en una ocasión una señora mayor me dijo que "en el corazón no se manda", es decir, que no puedes ponerle una pistola en la nuca para que te quiera. Tenía razón. Por eso la dejo libre para que sea feliz porque la comprendo. Y no la odio, todo lo contrario. No te quiere y sanseacabó, que debe de ser un santo, pero que ahora mismo no caigo en cuándo es su onomástica.

Pero es que creía que no era Ella porque lucía el pelo castaño y Ella es una morenaza andaluza estilo Julio Moreno de Torres. Y además uno tiene miedo de que pueda molestarla, la agobie y pida una orden de alejamiento por acoso.

O que esté enrrollada con otro y sólo haga el ridículo porque hace años que no la veo y no sé nada seguro de Ella. Pregunto y me llegan comentarios, rumores, infamias y maledicencias a las que nunca hago caso. No me creo nada. Y si ha hecho algo de eso me da igual porque lo que importa es lo que ha hecho después de conocerme a mi. Todos tenemos un pasado.

Pero sé que es una mujer íntegra que, como yo, ha sufrido en esta vida. Tenemos eso en común y por eso creí que nos merecíamos ser felices, empezar de nuevo partiendo de cero, borrando el pasado. A mí me trae cuenta porque Ella es una monja comparada conmigo.

Quizás ande un tanto paranoico pero es que la vida anda así, son otros tiempos, y ahora ellas se quejan hasta de los piropos, con razón, porque en muchos  casos  suelen ser muy ordinarios y guarros. Esto es como lo del anuncio de TV y las preguntas existenciales: ¿La llamo o no la llamo?, ¿me acerco o no me acerco?

Y además sería otra  porque Ella suele mirar a los ojos y aquella bajaba la cabeza. No creo que ni se fijara en mí. Yo también soy transparente para las mujeres, pero feliz, muy feliz, con sólo saber que existe. Y Ella lo sabe, sino me ha archivado ya  como una hoja muerta de esas que te encuentras años después en un libro  y te sonríes al recordar por qué la guardaste. 

Aunque ahora se le llama felicidad a todo y no es así. La felicidad no se puede explicar porque cuando encuentras una definición ya se ha ido, ha pasado. Y a veces ni tan siquiera te das cuenta de que eres feliz. Yo lo fui hace años con un montón de simples manzanillas y no me me daba cuenta (son las 8:14 y en el Paseo ya ha comenzado el tráfago y bullicio de la mañana. Y  tengo que ir esta mañana al Mercadona).

Lo de la felicidad, decía, es muy cuestionable  porque hay países que son muy felices, según los expertos, como Dianamarca y los nórdicos. Explican que es por la educación y eso no lo vamos  a negar.

En España estamos muy mal porque falta educación, un gobierno cambia la ley del anterior y así llevamos ya un mogollón de reformas, mientras en otros, en los cultos, es un tema de Estado y se consensua entre todos. Por aquí no y como el perro,  meamos encima de la ley del otro para taparla y que no quede ningún resto de ellos. Y así nos va.

Pero tampoco es para que esos países 'felices' vuelquen las campanas y ondeen banderas de alistamiento, porque son  donde más gente se suicida. O al menos tienen fama de ello. No sé si es que la felicidad es pegarte un tiro, que puede que sí. Y también son los países en los que hay mayor maltrato a la mujer, pese a esa educación de la que tanto cacarean. Así que no se entiende, se suicidan, le pegan a la mujer y ¿son más felices y educados?...

 (Cieza, Diario de un  dromedario. 13 de agosto de 2015)

Mobusi