Antonio F. Marín: Sobre la depresión y otras especias (35)

15 de agosto de 2015

Sobre la depresión y otras especias (35)


"Sergio Marata, una mente perturbada", publican este mañana en el Mundo. La verdad es que si el presunto asesino de las dos chicas de Cuenca las ha estrangulado  hasta matarlas y las ha enterrado en cal viva, está algo más que perturbado.  Supongo. Perturbado estoy yo que vuelvo a estar depresivo, aunque esta vez sí  hay motivo.

Es raro, pero el de la cafetería de enfrente todavía no ha llegado. Suele abrir a las 7 de la mañana  con puntualidad prusiana. Entra, deja la persiana bajada y se pone a trabajar. A las 7,30  reparte las mesas y sillas y abre a las 8, con puntualidad, como debe ser,  porque no hay nada más desagradable que la gente impuntual, aunque se pueda perdonar en ciertos casos. Es el reloj por el que me guio, por los ruidos que  hace voy sabiendo las horas que me va marcando. Soy como los gorriones que por instinto o rutina, saben cuando ha salido el sol y se ponen  a cantar y a alegrarme el día.

Yo sé lo que es una depresión de verdad, decía por lo de las perturbaciones. Siempre la he tenido, hasta que descubrí que el alcohol y otras especias me la quitaban. Era mi remedio de botica de la abuela, hasta que un buen médico de la Marina dio con la tecla. Bebía porque el alcohol y las drogas producen serotonina y algunas hemos nacido sin la capacidad de producir la suficiente o la comemos demasiado deprisa. Quizás al activar el  cerebro trabaja evolucionado, a 100 por hora, y te  comes en una hora lo que tenías almacenado  para todo el día.  Hay que meterla artificialmente aunque sea a guantazos, para que el cerebro tenga comida y no se marchite. Es como el abono de las plantas.

Algo así me dijo y le puso remedio. Me mandó un antidepresivo que tome y rechacé porque no me hacía efecto. Paciencia, tranquilo, que esto es lento y puede tardar meses en hacer efecto. Tenía razón. Me quito la depresión y no necesité ya ni alcohol ni drogas. Y a partir de ahí estuve encerrado en casa unos 12 años escribiendo y sin salir, incluidas las Nocheviejas.

Escribí tres libros y salía solo a comprar y a la biblioteca. Fue un época fructífera, productiva y creativa gracias al Rexer, que no es una droga, sino un antidepresivo, que sigo tomando por si acaso. En aquellos tiempos no salía ni en las nocheviejas, ni en el Hueso ni nada.  La verdad es que no tenía ganas y aproveché ese tiempo para escribir, estudiar por mi cuenta lo que me interesaba,  leer y ver cine.

¿Mujeres? Ninguna. He estado muchos años sin el cuchi cuchi y la verdad es que se puede vivir sin ello. Yo lo he hecho. Cuando leo que un hombre le ha pegado a su mujer o la ha matado, por celos, por celopatía, por pasión enfermiza, se me ponen los pelos de punta (perdón, como escarpias) y me entra un cabreo de mil pares de cohones.

Lo que pasa es si cojo a Pessoa y leo Mi alma esta hoy triste hasta el cuerpo. Todo yo me duelo,  memoria, ojos y brazos. Nada es nada para mí, pienso que en realidad lo que tenía el buen hombre es una depresión de cohones. Sin diagnosticar. Yo sé lo que es una depresión, el dolor real que te causa, el llorar sin saber por qué lloras porque no tienes ningún motivo. De pronto te pones a llorar y sin saber por qué pues  no hay causa para ello.

Un 'niño verde'. Pero no soy yo.
La depresión es una cosa muy seria que en la mayor parte de los casos termina en suicidio. "Estoy depre", dicen las niñas porque el novio no la ha llamado, que es como si alguien que tiene cáncer dice que hoy se encuentra canceroso.

Me han dicho que una ex amiga está depresiva,  de verdad. No sé si será cierto porque no me fío de nadie, pero si lees esto quizás te ayude. Para eso lo he hecho, por si puedo ayudarte, aunque sea en la distancia.  Pero sé que no me lees y quizás sea mejor así porque con estos apuntes me conocerías más y segurías huyendo. Aún más rápido.

Acaba de llegar el de la cafetería de enfrente, se ha retrasado tres cuartos de hora, quizás porque es sábado y el buen hombre tiene que descansar y divertirse.

Ahora voy a buscar las fotos para este comentario del diario y luego a maquearse para salir a los valencianos. Ayer me fui sin pagar y yo sé por qué. Lo siento por poner en la columna a la chica de la Era, cuando vosotras me atendéis de maravilla todos los días, pero os prometo que os meteré en ella. A ver si encuentro hueco. La verdad es que la chica de la Era sólo tiene 21 años, es muy revoltosa y me pidió con descaro y desparpajo que la sacara. Y yo lo hice, con mucho gusto, porque trabajo no cuesta y te sientes mejor  si puedes hacer feliz a alguien, aunque sólo sea por un día. Lo que ocurre es que a veces haces daño sin darte cuenta. Lo siento.

PD.- Acabo de ver que me he equivocado y he publicado la columna de mañana. Lo siento, pero me gusta el orden, la rutina y la disciplina, propia, que no la otra. La publicaré mañana porque hoy va este comentario, si encuentro las fotos, claro.

Mobusi