Antonio F. Marín: Tatuajes y carteles

23 de agosto de 2015

Tatuajes y carteles

Kim Kardashian
Los tatuajes parece que pasan de moda y menos mal, porque a mí nunca me han gustado pues son un grafiti que no pertenece a las cuevas de Altamira. Y además propicia la melancolía porque no puedes estar dale que te pego al cante, concentrado en que tu ritmo se acompase al de ella y ver de pronto en su culo el tatuaje «Te quiero, Pepe». Por ejemplo, que lo mismo es ‘Yonatan’. Te vienes abajo. Pues en una teta llevo a Dany, ¿quiere tú la otra? Déjalo, tonta, que yo voy de paso.

Tatuada llevan algunos la Constitución en la frente pues son de esos que no quieren rectificarla, ni hermosearla con purpurina. Y abundan otros que se han cansado de ella tal y como hacen ciertos maridos cuarentones que buscan otra niña más joven con la que fardar en el coche nuevo, que se han comprado antes del divorcio.

‘La Constitución está redactada por los prisioneros del franquismo’, proclaman con megáfono papel plata, cuando fue una obra de ingeniería legislativa que se estudia en muchas universidades. La vieja nos ha servido para convivir en paz muchísimos años, pero a los niñatos no les vale y quieren revocarla para prohibir que cante en España el cantante judío Matisyau. Menos mal que los ‘padres’ de la Constitución eran más leídos y viajados que estos nenes de la ‘nueva ola’ y previeron que no se pueda reformar sin el consenso para

que media España no maneje a la otra media. Qué bien lo hicieron los jodíos, incluido el comunista Solé Tura.

Es el sistema sí, que se puede reformar o cambiar, siempre y cuando todos aceptemos el sistema métrico decimal, es decir, la libertad y la democracia. En Venezuela han revocado la Constitución varias veces y no hay libertad, ni democracia, ni papel higiénico. Useáse, que podemos darle cremas y masajes pero no cirugía estética que deforma en monstruo del pantano. La arruga es bella, habíamos quedado.

Pero no lo es la desnudez a todo trapo, aunque sea con la vista, porque parece que las jugadoras de vóley-playa no quieren que las miren por llevar bikini, sino por la perspectiva en la que sus cuerpos ‘dialogan’ con el Universo. Que no les miren el culo y los muslazos, vamos. Pues que se desnuden y nadie las mirará. No hay nada más aséptico que el desnudo y si vas a una playa nudista lo ves todo tan natural que te dan ganas de vestirlas con gasas y tules. O con unos tangas minúsculos. La desnudez es aséptica, no excita ni provoca nada, excepto las ganas de acunarlas y cantarles una nana.

Así que se tuvo que inventar la lencería de señoras para vestir la desnudez porque en cueros no hay manera de pecar y por eso Dios, cuando lo del desahucio del Paraíso, los vistió con la libertad del pecado para que en pudiendo pecar, no pecaran. Una ropa íntima que imagina y no te lo da todo por sentado. Un abrigo de pieles sobre un cuerpo desnudo, un suponer. O un corsé o minifalda de cuero o látex si eres un lúcido pervertido. Creo que voy a tatuarme en la piel ‘prohibido pegar carteles’.

Columna publicada en el periódico El Mirador de Cieza

Mobusi