Antonio F. Marín: Seguimos....

21 de enero de 2016

Seguimos....

Forges en El País
Cada día me miro en el espejo y veo mi autorretrato (selfie para los listos). Supongo que es lo mismo que ven los demás, pero tengo que preguntarle a Forges por qué no todos somos iguales (de guapos). Por qué yo tengo la nariz rota (de un balonazo) y otros no.

Qué bonita es la demagogia forgiana con banqueros con chistera y empresarios con gafas negras, a lo Matias Prats. Qué simple y fácil es la vida para Forges: unos son muy buenos y otros muy malos. El Forges este es más simple que la tecnología de un botijo y publica  para gustarle a la mayoría. Esta mañana no estoy de humor. Todavía no ha amanecido, pero esto cansado. He escrito mucho, corregido más todavía y veo que todavía quede mucho trecho.

Aunque una vez corregido lo que ha merecido la  pena del libro experimental que osadamente me atreví a escribir aquí este verano a bote pronto, a vuela pluma, tal y como suelo hacer y hacen todos los que se dedican a esto, ha llegado el momento de seguir. He corregido mucho, he desechado mucho, me he quedado con poco pero lo que se queda me vale. Para seguir.

La mayor parte de lo escrito eran tonterías pero entre ellas, he encontrado algunas perlas. Siempre ocurre así. Las novelas son el resultado de borrar, tachar, releer, borrar, volver a escribir, parar, volver a empezar...  Y borrar las tonterías, aunque aquí he dejado cosas que no me aprovechan,  lo  que no me vale para la novela.

Lo bueno, lo que vale, lo que va a figurar está a buen recaudo porque, como es natural, no quiero que me copien o que alguien lo lea o guarde y cuando publique la novela ya lo sepa todo el mundo y no le interese a nadie. Aquí sólo he dejado lo que generalmente se borra y nunca más te acuerdas. Lo dejo por

romanticismo porque después de todo ya lo publique y no tiene importancia pues fue un experimento que no ha estado nada mal porque al saber que te leen de inmediato te esfuerzas más y  pareces más perspicuo. Cuando escribes para ti ganduleas un poco.

En cualquier caso la novela tiene atisbos de ser publicada, aunque todavía le falta mucho. Muchísimo. Ha cambiado todo el derrotero y hasta el cuaderno de bitácora;  han cambiado las protagonistas, los protagonistos, todas y todos, los electricistas y pianistos etc. Es de nueva planta y cocina, aunque con los ingredientes de antes. Y está casi encauzada. Lo que ocurre es que madrugar en invierno te cuesta más, pero lo estoy haciendo porque no hay otra forma de trabajar en esto (es un trabajo, aunque nadie se lo crea) que la de  disciplinarte y ponerte a escribir con ganas y sin ganas.

No sé en qué quedará. Es pronto. La última novela me llevó tres años y la primera cuatro, y en este plan. No hay prisa. Probablemente esta será la última,  si sale, pues hace años escribí dos que quemé porque eran muy malas. Pero fueron las que me sirvieron de práctica, de experiencia, para escribir las otras. Estoy cansado. Voy a echarme en el sillón de mi estudio. Estoy despierto desde las 5 de la madrugada. Y ya está amaneciendo.

Mobusi