Antonio F. Marín: Hoy nada...más

4 de febrero de 2016

Hoy nada...más

Me gusta la noche,  vivir la noche y no me refiero a salir por ahí buscando a tientas  lo que no sabes qué buscas, colgado de la brocha del alcohol en rama, sino vivirla con sosiego, como si anduvieras de puntillas por la ciudad para no resquebrajar el silencio. Si pones la música bajita, oyes como una mosca se posa sobre el vibrante bafle.

No se puede oír música de día porque sólo oyes el trombón y el ruido del asfalto con una rodaja de dióxido de carbono, del tubo de escapa de gente que va de un lugar a otro porque sí, porque les toca, porque tienen que hacer eso tan importante de vivir, cagar, follar, reproducirse y comprarse una cama mejor en la que descansar más para trabajar más y comprarse una cama mejor en la que...me repito.

Esto ya lo tengo escrito, aunque no sé dónde. Cuando te repites es mejor dejarlo. Lo tienes ya todo dicho y sobra y sobras. Te vuelves pesado. Pero es que es todo tan insignificante, tan simple, tan previsible y mediocre que te aburres y te pones a escribir. Por ejemplo que ya sabes lo que te van a decir

incluso antes de pararte. Lo tengo también escrito.  Nos lo advertía Lincon (Abrahan para sus amigos):   Hay momentos en la vida de todo político en que lo mejor que puede hacerse es no despegar los labios.

Porque ya todo escrito, repetido y sabido:

Al cruzar la plaza tuve que detenerme para dejar pasar a Séptimo Bernal Ubrique, el «Maestro castizo», que cuando ve a un vecino o forastero se para ante él para saludarlo quitándose el sombrero. «A la buena de Dios», según dice para remachar su sombrerada. Y luego se echa las manos a los tirantes que luce bajo la gastada chaqueta a rayas diplomático y aprovecha el momento para preciarse de sus convicciones, credos y doctrinas.
- Sí a la independencia de los pueblos –me dice señalándome con una uña muy larga del dedo meñique.
- Claro, Maestro.
- No a Dios, que no existe; no a la patria que es un invento, no a la guerra y no a la energía nuclear.
- Claro Maestro.
- Pero sí a la República, sí al mestizaje de los pueblos, sí a la eutanasia, sí a la clonación y sí al aborto.
- Maestro, se le ha olvidado algo.

Y entonces saca un papel enrollado, levanta las gafas, lo repasa y dice que sí, que es cierto, porque le falla la memoria, cosas de la edad, y se le ha olvidado algo más:
- Los americanos sólo buscan petróleo –concluye.

La escoria de la tarta (2011) 

Es el prontuario de la izquierda. El de la derecha no lo pongo porque es más obvio todavía: No a todo lo anterior.

Hoy no hay nada más. Breve y al pie. Cortito y al primer pase. Voy al hospital a por el tratamiento. A las 11 de la mañana. Y mañana comienzo otro día, otra vida. No pasa nada, no es grave, pero no sé los efectos secundarios. Es para bajarla, no para subirla.

Mañana hablaremos de la última de Sorrentino.

Buenos días y buena suerte. 

Mobusi