Así que ahora afino y con más tino se distinguir entre alabanzas y peloteo, y entre críticas y cerrilidad manifiesta. Es triste saber que cuando le dan el turno de palabra a un tertuliano ya sabes lo que va a decir. O a por dónde va a salir un listillo presentador de programa que se cree inteligente e irónico, cuando no es más que el pelmazo que en los cambios de clase del instituto salía a la pizarra a contar chistes sobre suegras. Todo es muy previsible y eso conduce al último bostezo de una sociedad decadente, según nos reprochaba el poeta Joaquín Cámara (q.e.p.d).
Hay algunos que sólo ven con el color de un cristal con el que siempre miran. Y no es por ahí. La feria siempre la cuentan los mismos y si no te informas por varias medios estás perdido porque sólo lees a los tuyos pues quieres oír lo que tú piensas para confirmar tus razones (sin que nadie te lleve la contraria). Pero estás muerto, no vives, no eres, aunque seas muy feliz al creer que tienes razón. Pero piensan otros por ti.

La extrema derecha ha clamado por el silencio de los militares (se supone que querían que desenfundaran la pistola), pero ellos echaron mano de aquello de que no hay mayor desprecio que no hacer aprecio y que no se puede dialogar con un tonto porque te pueden confundir con él.
Oigo a Cosme Sísifo y me asomo a mi serviola. Son las 06:33 y no hace mucho frío. Esta parcialmente nublado pues sólo se ven algunas estrella y probablemente hoy va a hacer bueno. Pero digo, decía, que Doña Urraca Colau no puede ofender porque le faltan galones, de mando y de honorabilidad, educación y buenas maneras.
La inteligencia te hace saber lo que es importante y lo accesorio; y los marinos son expertos en estas suertes porque lo indican todos los informes para un ascenso. Si el barco se hunde no tienes que preocuparte de coger la medalla que te regaló tu madre en la primera comunión, sino preparar los botes, ver si están pertrechados con bengalas, localizador por satélite, comida, medicinas y el chaleco salvavidas.

No le puedes dar importancia a lo que no lo tiene, como su eminencia la sansirolé de Doña Urraca Colau que no aprecia lo principal ni lo accesorio. Recuerdo que una travesía Cádiz-Tanger a bordo del Rigel nos encontramos con mar arbolada (olas de 10 metros) y un marinero y el que suscribe, fuimos los únicos que no nos mareamos. Todos los demás echaban hasta la sopa de ajo, incluso el comandante y el segundo. Entre él yo nos hicimos cargo de la navegación y de la caña. Anduvimos toda la noche capeando el temporal entre los dos, turnándonos en el timón a razón de 15 minutos cada uno. Y los dos fumando, ante las miradas de odio de los demás.Y no había galones, sino instinto de supervivencia.
El marinero era de reemplazo que hacía la mili obligatoria, pero en la vida civil era pescador de esos que cagan por la borda, pues en los pesqueros pequeños no hay aseo y cuando el apretón se bajan los pantalones, sacan el culo por la borda, se agarran a un cable o pescante y ahí va la comida para los peces. Y se limpian el culo con papel higiénico claro, pero si no lo hay o no puedes por la mala mar... pues eso.
Al día siguiente el comandante felicitó al marinero públicamente delante de todos sus compañeros y a un servidor ante todos los míos. Consecuencias: ellos me miraban de mala hostia y me reprocharon que me había hecho el héroe. Y al marinero igual, por parte de los suyos. Eran Adas Colau desagradecidas, pero no sabían que les habíamos salvado la vida. O sí y de ahí el odio. Por eso Ada Clau me la chupa, como me la chupaban todos mis compañeros (en un decir, creo).
No me dieron ninguna medalla porque en la Armada el valor se supone, se da por hecho, pero me lo reconocieron públicamente ante los demás y lo hicieron constar en mis informes personales (los que no le gustan a los mediocres, es decir, a los de Podemos), como a mi hermanica le han reconocido la extraordinaria labor que ha realizado en todos los estamentos educativos, al hacerlo constar en el libro de actas del colegio Cristo del Consuelo. Y yo lo compruebo todos los días porque en nuestra caminata las madres con las que nos cruzamos sonríen y la saludan por haber educado tan bien a sus hijos. No necesita un diploma con orlas y cenefas porque el mejor reconocimiento es ese saludo por la calle. Pero sus compañeros lo hicieron también constar en el acta. No se puede hacer caso a los tontos, ya digo (sobre todo en política)
Y por eso los agricultores se manifestaron ayer, con toda la razón, exigiendo unos seguros agrarios más justos. Es lógico. Esta gente se desloma todos los días y depende de un imponderable como el clima que no es culpa suya. Pero también deberíamos ser solidarios con los agricultores de Lérida y evitar frotarnos las manos cuando allí hiela porque así sube el precio de nuestro producto, hay más trabajo, mejores precios y le damos mejor salida. Ellos también sufren, aunque sean catalanes.
Me estoy metiendo en un jardín del que no sé si podré salir, florido, pero estoy seguro que de donde no podré salir es de mi casa. Ya quisiera yo que todos comamos perdices y fuéramos felices pero aquí los únicos que se divierten son los chicos de Podemos que sigue jugando a las casitas, digo, a piedra, papel, tijera, Spot. Son unos genios del marketing y la comunicación no verbal.
No son como mi estimada Loli que va y me suelta de pronto que va a tener que ir detrás de mi. Y no sabe lo que le espera porque he estado mi infancia y mi adolescencia seguido por tres extraordinarias mujeres, tres, y pese a ello he hecho siempre lo que me ha dado la gana. Una más no importa. Estoy acostumbrado.
¿Por qué no te echas novias?, me preguntaban algunas señoras ya mayores cuando se preocupaban por mi madre. Pues porque soy feo y no tengo un duro, porque si fuera guapo no importaría ese sin-duro y si tuviera un duro, y dura, no estaría aquí. Me hubiera ido hace ya años. Acaba de llegar el camarero del Arte-Sano, con tres minutos de retraso. Sólo tres minutos. Triunfara porque la puntualidad es el mejor determinante de la seriedad y la profesionalidad.
Buenas noches y buena suerte.
Agenda: Bajar las pelis del fin de semana. Caminata con mi hernanica a las 10:30. Bajarme los nuevos capítulos de The Big Bang. Ver si han caducado los condones, que yo creo que sí. Estar pendiente del paquete de mi hermanica (Amazón)