Antonio F. Marín: Bob Esponja y los 'tontoerpijo'

14 de abril de 2016

Bob Esponja y los 'tontoerpijo'

El cáncer del tiempo nos está devorando, exclama Henry Miller nada más empezar Trópico de Cáncer, probablemente la mejor de sus novelas junto a Nexus, Plexus y Nexus, que estoy releyendo porque Josep Pla y otros como Man, me dan sueño con tanta descripción inútil. ¿No conocen el impresionismo? A mí qué me importa que el perchero sea marrón si luego no es el arma del crimen y no se va a colgar de él nada que afecte al relato.

Debemos marcar el paso, en filas cerradas, hacia la prisión de la muerte. No hay escapatoria, nos aclara Henry Miller para los que quieren huir o se creen  eternos.

Lo dejo, que está mañana voy retrasado. Anoche me quedé viendo un programa de la tele para ver como ponían a caldo al Barcelona y me dormí tarde.  Y mi despertador biológico no ha sonado esta mañana. Son ya las 07:02 y voy a pijo sacao. Paso de la prensa porque ya la leí anoche y no trae nada nuevo, excepto los editoriales sobre "Una mujer para la ONU". Pues sí, vale, nosotros tuvimos una
ministro de Defensa embarazada. Mola más. Os hemos ganado.

Abro el correo y me dicen  que los casados sobreviven más al cáncer, así que ya sé de qué me voy a morir. Pero además si los casados sobreviven más tendrán que aguantarse más tiempo. No le veo la ventaja. Casarte y morirte de dolores de cabeza o estar soltero y morirte de dolores de brazo.  A ver, que me lo expliquen.


Como la retahíla de estupideces que afirman unas madres sobre la obra de los tirititeros que hicieron apología de ETA ante los niños,  pues han asegurada al juez que era menos violenta que Bob Esponja. Si tienes que explicarle a unas madres que la apología del terrorismo es un daño moral, más que físico, es que en en España la Logse ha hecho más daño de lo que imaginábamos.

Siempre nos quedará París y el recurso de poner ejemplos como a los tontos, los niños y los políticos (y a algunas madres),  para hacer ver que si cambiamos las palabras de ETA por las de justificación y comprensión del maltrato machista, entones si que lo entenderían y los panarras de los títeres sufrirían, al menos, reproche social.

Pongamos que yo saco a los monigotes y digo para justificar la violencia machista que a la mujer  la letra sólo con sangre le entra, por tol coño... Y  no pasa nada, verdad usted. Es broma, señor juez; es una sencilla sátira para expresarme, un juego de palabras para ejercitar mi libertad de expresión. Y es más inofensivo que Bob Esponja.

Cathy, Edu y Mari Carmen en el Venus
No cuela, pero  cuando tienes que explicar lo obvio, una y otra vez, es que esto no tiene remedio y yo me borro. No me dirijo más a los tontos y tontas, imbéciles e imbécilas, tontoerpijos y tontaerpijas, porque  es perder el tiempo y te viene la melancolía. Hay que darlos por perdidos y dejarlos en la indiferencia.

Con los que sí me junto, gracias a Dios, son con los del grupo de Solteros de Cieza del guatsap, como hicimos el martes en el Venus para ver el partido del Real Madrid, aunque el campo estuviera repintado y ensanchado, según los catalanes. Cathy, Mari Carmen y Edu que son estupendos, es decir, cojonudos y coñonudos (igualdad). Me sacaron de mi encierro y me llevaron al Venus donde cenamos y nos divertimos con la sargento Cathy y la cristiana Mari Carmen. Y el huesudo de Edu que no llega al enchufe de la pared ni poniéndose de puntillas.

Con un servidor. Y además ganó el Madrid
Tranqui, Edu, que Bob Esponja tiene más mala leche. Y además a mi me has sacado más feo que Picio y no me quejo porque ya se sabe que cuando a feo estás apuntao, igual da que andes que estés parao.

Porque el mismo periódico digital que publicita lo de las madres se pregunta más abajo de dónde viene la expresión "pollas en vinagre" que califica de contundente, soez y malsonante. Pero justificar a ETA no es ni tan siquiera malsonante. Vive uno rodeado de tontos virtuales que es como estar encerrado en una habitación llena de huevos.

Menos mal que siempre nos quedará París, es decir, mi querida hermanica que ayer me regaló tres camisetas de marca que encontramos por el mercadillo y que  costaban sólo 3 euros.

Aunque a mi me gustan más las blancas de tirantes de chica que le vi  una vez a una bella sin alma. Subió los brazos para recogerse el pelo y todavía no me he recuperado de la impresión, de su belleza de Diosa, de su morenazo pelo brillante, de su camiseta blanca de tirantes y sus hermosos sobacos. Es un fetiche.

Ella  me convirtió en un pervertido. Ella, que a mí que me registren. Yo siempre he sido un niño bueno que fue monaguillo en el Convento, cantó en la escolanía  y adora los animales. Pero tranquilos: Bob Esponja es más perverso.

Trstky en Murcia (1989)
Josep Pla (que voy a cambiar por Henry Miller, como ya ha quedado dicho) nos descubre en sus Cuadernos  que la época de los pañales es la más feliz de la existencia terrenal. Claro, porque no te acuerdas de nada, prenda. Aunque se lo perdonamos porque  poco después añade que no es voluptuoso ni de los adjetivos, aunque eso ya lo sabíamos pues los odiaba.

En jarras, uhmm...
Y añade: A la hora de beber no soy un degustador de las cuatro gotitas. Me gustan las copas finas, llenas, grandes. A mí también, pero... me gusta su ironía: Ahora, finalmente, da gusto vivir en Cataluña. La unanimidad es completa.  Todo el mundo está de acuerdo. Todos hemos tenido, tenemos o tendemos, indefectiblemente, la gripe.

Como sabemos qué Pla no era ni es,  arúspice de los independentistas, nos maliciamos por donde iba, por donde las tiraba, que se dice ahora. Pero su costumbrismo es para otros momentos, más bucólicos. En estos momentos necesito a Henry Miller cuando en Trópico de Cáncer proclama, sin rubor y con adjetivos: Y sí, él sabe encender un fuego, pero yo sé inflamar un coño. Te disparo dardos encendidos  dentro, Tania, te pongo los ovarios incandescentes. Bonita metáfota. 

Es tarde (luego corrijo, lo siento) pero tengo que recuperar el ritmo, la rutina.

Buenos días y buena suerte (ya ha amanecido, el sol ha madrugado y me ha ganado la mañana)

Agenda: Pensar el día que pensaré que voy a dejar de fumar. Caminata con mi hermanica. Viene Loli a planchar. Y no sé más porque no he mitrado la agenda. Quedan sólo 15 días para terminar el tratamiento y conocer el resultado definitivo. He esperado 25 años pero ha merecido la pena.

Mobusi