Antonio F. Marín: Abrir otro libro

29 de junio de 2016

Abrir otro libro

No soporto que me digan que abra otro libro. Por lo visto en Cieza abundan los bibliotecarios y expertos críticos que te aconsejan que abras otro libro. No me da la gana y no tengo por qué dar explicaciones. Cuando has disfrutado de una buena literatura es imposible encontrar otra que la supere. Porque no la hay. Quizás sea masoquista pero me da igual. El libro que tengo me hace feliz, aunque no lo tenga en mi biblioteca. No importa. Sé que está escrito y existe. Eso es todo.  Hay otros libros, sí, pero están en este.

Al próximo y próxima, tonto y tonta que me lo sugiera  le atizo una patada en semejante sitio. No abro otro libro porque no me da la gana, porque solo se ama de verdad una vez en la vida, porque no molesto a nadie y puedo hacer lo que me salga de los perendengues. Si molestara, comprendería que me lo aconsejaran, pero estoy siempre en mi casa, no salgo y con mi cerebro  y mi corazón, mayormente con el corazón,  hago lo que me salga de los cataplines. Y se acabó. El libro que tengo abierto ha sido el primero y va a ser el último. No va a haber otro libro.

Pues eso. Son las 06:26, las 05:26 (GMT), y me acabo de hacer un cigarro tan apretado que

no tira. Por cierto: más que un nuevo libro lo que necesito es un perro, el Trosky II. Un perro para pasar la vejez que me queda y que me entierre él a mi. Y no al revés como ya me ha pasado. No quiero volver a pasar por lo mismo.

La prensa: Masacre en el aropuerto de Estambul, titulan a toda plana. Treinta y pico de muertes y doscientos heridos por obra y gracia de una recua de   hombres-árbol que vegetan, no piensan y sólo saben inventar espinas o venenos para defenderse, como las flores. En el editorial de El País  le indican a Rajoy lo que debe hacer a partir de ahora: unas cuestiones que son tan obvias que suscribo y sin que sirva de precedente.

Dicen que a partir de ahora se acabaron las mayorías absolutas y que toca gobernar con dialogo, cesiones y negociaciones para sumar. Es obvio. La precariedad parlamentario que va a tener le permite aprobar reformas constitucionales y volver a convocar elecciones porque la legislatura va a ser corta de todas maneras y se podrían provechar los dos años aproximadamente que va a tener de holgura,  para acordar esas reformas. Pero no lo hará o no lo dejaran. Todos quieren reformar la Constitución, es cierto, pero tirando para su propia cuadra. Por ahora lo que nos viene es un rigodón en el que cada uno bailará a su aíre, aunque todos sepan que al final habrá cuerdo: Rajoy gobernará en minoría y apoyándose puntualmente en unos para ciertas leyes y en otros para las otras.

Otra noticia de suma importancia que nos venden en la edición de hoy es que el agua de los huevos duros no debe hervir. ¿Cómo? Pues sí, eso indican  los últimos estudios y bla, bla bla (me pregunto quién hace estos estudios). Y además se pueden congelar para que nos duren eternamente. Hay que ver qué cosas aprenden en la vida, porque también nos confirman que los huevos frescos metidos en agua se hunden hasta el fondo, los medianos se quedan flotando entre dos aguas y los viejos flotan. Así que es cierto lo que dicen sobre el menester huevil o hueveril.

Efectivamente: no hay que abrir los libros
Pero a lo que íbamos: los huevos no se deben hervir, se han de cocinar a fuego lento y a una temperatura de 80º para evitar que se rompa la cáscara. De esta manera evitarás el agrietamiento, el sabor sulfuroso, y obtendrás un huevo cocido con la clara y la yema sólidas pero tiernas, nos aclaran. Pues nada. Ya estoy calentados huevos a fuego lento para luego congelarlos y tener pertrechos y vituallas por si viene la fin de mundo.

Mi novela va de esto, por cierto. Me he adentrado en el campo de la ciencia ficción y la sociedad en la que vive el protagonista es el resultado de una hecatombe nuclear en las centrales que Francia tiene por el Sur y que nos afectan más a los españoles que a ellos,  si ocurriera un accidente. En la novela ocurre y a partir de ahí se desarrolla todo. No sigo porque no quiero revelar el macguffin, pero el protagonista vive en esta nueva sociedad que como es natural no...

Son las 05:50 y las máquinas de limpieza ya comienzan a molestar.  Me voy a liar otro cigarrito antes de cerrar esta edición. Tengo que afinar más el libro porque adolece de verosimilitud. Si ocurre un accidente nuclear en Francia y España queda desolada, ¿como reflejar la repoblación del país y conseguir convencer al lector de que han pasado cientos de año si necesito que sólo pase una generación? Decía no sé quién que la ficción consiste en la suspensión de la credibilidad, es decir, que el lector ya sabe que lo estás engañando pero para hacerlo ha de ser verosímil. Las novelas que no lo son no cuelan por mucho que cuentes con la complicidad del lector.

Cuando solucione esta difícil cuestión será la hora de plantearlo en papel, imprimirlo y comenzar a cortar y corregir. Mientras no encuentre esta solución estoy varado. Y no es fácil. Cuando lo consiga lo imprimiré todo y volveré a la biblioteca para corregir en papel pues me es imposible hacerlo en pantalla. Necesito una mesa, sobre papel y bolígrafo rojo.  Borro mucho y en esta ocasión más aún pues todo se tiene que atener a la hecatombe. Volveré pues a la biblioteca pero no para abrir un nuevo libro. El que tengo abierto para mi es eterno y lo leo y releo continuamente tal y como ocurre con las buenas obras de arte. Son inmortales. Y me quedan años y años...hasta que la muerte pise mi sombra.

Buenas noches y buena suerte

Agenda: No hay mercadillo. Mi hermana está en Murcia por la operación de mi cuñado. Juego de tronos (que estoy viendo con capítulos pirateados, por supuesto) es sólo una folletín más con castas en vez de familias. Ahora comprendo por qué le gusta tanto a la gente.

Mobusi